"Me gusta la idea de que toda superficie esconde mucho bajo ella. Alguien puede tener muy buen aspecto y sin embargo estar incubando un montón de enfermedades. Hay montones de cosas oscuras y retorcidas moviéndose por ahí dentro. Me sumerjo en esa oscuridad y miro a ver qué hay."
David Lynch
LA OCULTACION
Escondite electrónico
“Nunca se hace tanto el ridículo por las cualidades que se tienen como por las que se aparentan tener.”
Rochefoucauld
Las nuevas tecnologías nos arrojan las redes sobre nuestros cuerpos cual pececillos inocentes nadando en la inmensidad del mar. Nos atrapa y nos convierte en otro tipo de personas. Su impacto ha sido crucial para la evolución en conceptos generales de la humanidad. El futuro en el que soñábamos se había acercado. No existen los coches voladores, pero la conexión al instante con la mayoría de la población mundial en cualquier momento y en cualquier lugar, nos acerca a una etapa gloriosa en la que la mayoría de las acciones de ocio se pueden controlar con la yema de los dedos.
La apariencia que tenemos es un aspecto que dista mucho de lo que realmente somos. Cada uno finge o se “disfraza” por diferentes motivos, infinitos y concretos para cada particular. Lo que sí es común en casi todos, es esa bipolaridad de pensamientos, en la que nos rasgamos las vestiduras defendiendo una postura, cuando en realidad hacemos lo contrario. Actuamos por conveniencia según en el entorno y la compañía en la que estemos, nos fabricamos un personaje que vamos modelando según lo que el resto espere de nosotros. Somos capaces de tragarnos nuestros sentimientos y prodigar nuestro amor a aquellas personas a las que odiamos por algo. La hipocresía es nuestra arma para bailar en los círculos que nos conviene en cada momento. Lo peor de este juego, es que al final nos sobrevuela la pregunta de, ¿Quiénes somos?, Es como si fuésemos ventrílocuos, utilizando a nuestro muñeco, con una personalidad distinta, para llegar a encontrarnos con ese desdoblamiento mediante el cual, nos absorbiera y dejáramos de pensar como verdaderamente somos. El resultado; pérdida de identidad. Esa autenticidad que nos hace únicos y diferentes al resto desaparece, y sólo nos encontramos con el personaje que hemos creado a partir de la corriente social “gobernable”.